El estar de un lado u otro de la grieta
opaca el entendimiento del verdadero problema...
Se nota un rebrote de expresiones antagónicas de los distintos sectores ya sea de parte de los defensores de la acumulación, léase corporaciones y por otro lado de los defensores de la distribución forzada de la producción, léase populismo.
Lo que sucede es que una mirada sesgada que nos obliga a una eterna alternancia no nos deja ver que estamos juntos dentro de la grieta en la cual hemos caído cual rajadura de terremoto.
El conflicto es más profundo que estar a un lado u otro de la quebradura de la tierra, éste sería el sesgo político que oculta la profundidad del problema, es una visión neurótica, por lo tanto, de superficie, superficial.
Se trata de que estamos juntos pero aislados, amontonados pero separados, cada uno encerrado en un castillo narcisísta, onanista,” resiliente”, en la más profunda soledad del uno solo sin otro ( ni gran otro, ni otro del otro) rodeado por la fosa circundante de nuestro castillo que nos protege y a la cual nuestro apego cuida especialmente.
Somos la multitud de los unos aislados, entes sufrientes, contentos con la neurosis de la grieta que no nos permite ver que en realidad estamos en la fosa.
El sinthome, el cuarto nudo, como ego, se encargará de que el imaginario de cada uno no se dispare y según la caracteropatía de cada uno tramitará el grado de egocentrismo posible en la vida cotidiana.
Si no aceptamos el problema individual de la fosa, asfixiante pero protectora, no podremos ver de frente y no de manera sesgada, nuestro inhumanismo incorporado, ancestral, que aparece muchas veces como un real anárquico. Solo queremos ver a éste como un problema social, brutal, pero nunca en nosotros mismos
Se nota un rebrote de expresiones antagónicas de los distintos sectores ya sea de parte de los defensores de la acumulación, léase corporaciones y por otro lado de los defensores de la distribución forzada de la producción, léase populismo.
Lo que sucede es que una mirada sesgada que nos obliga a una eterna alternancia no nos deja ver que estamos juntos dentro de la grieta en la cual hemos caído cual rajadura de terremoto.
El conflicto es más profundo que estar a un lado u otro de la quebradura de la tierra, éste sería el sesgo político que oculta la profundidad del problema, es una visión neurótica, por lo tanto, de superficie, superficial.
Se trata de que estamos juntos pero aislados, amontonados pero separados, cada uno encerrado en un castillo narcisísta, onanista,” resiliente”, en la más profunda soledad del uno solo sin otro ( ni gran otro, ni otro del otro) rodeado por la fosa circundante de nuestro castillo que nos protege y a la cual nuestro apego cuida especialmente.
Somos la multitud de los unos aislados, entes sufrientes, contentos con la neurosis de la grieta que no nos permite ver que en realidad estamos en la fosa.
El sinthome, el cuarto nudo, como ego, se encargará de que el imaginario de cada uno no se dispare y según la caracteropatía de cada uno tramitará el grado de egocentrismo posible en la vida cotidiana.
Si no aceptamos el problema individual de la fosa, asfixiante pero protectora, no podremos ver de frente y no de manera sesgada, nuestro inhumanismo incorporado, ancestral, que aparece muchas veces como un real anárquico. Solo queremos ver a éste como un problema social, brutal, pero nunca en nosotros mismos
Tendremos que intuir, investigar algo que pase
por el amor para ser pragmáticos en atemperar éste problema congénito humano
Éste no pasa por los condicionamientos
socioculturales solamente según acostumbramos a creer.
En ésta estructura no se diferencia ya
sea oriente u occidente, se diferencia solo en su administración. Toquemos
campana de unión entre el este y el oeste para poder de manera global llegar a
una psicoterapia unificada que
alcance rincones más remotos.

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